miércoles, 10 de septiembre de 2008

Una historia fantástica

-Si esto fuera una historia fantástica, vos serías la elfa que me salva, en un bosque inmenso, colmado de extrañas criaturas que salen a cazar.
Ella mira al costado sin saber que pensar, seguramente sea mentira.
Por la ventana entran estrellas opacas y franjas de distinto color.
-Dame un trago- pide ella.
-El otro día me miré al espejo y no sabía quien era el tipo que me estaba mirando a los ojos. ¿Quién era?
-Si no sabes tú, yo menos. Que fuerte es esto.
Los cuerpos se retuercen en las sábanas, el perfume produce bienestar y ensueño. Ella es el comodín de esta difícil mano.
-Todas las rosas que me regalas se marchitan.
-Si, ya sé, ya sé…
-¿Y entonces?
Se sueltan las amarras y el barco se va. El puerto queda vacío, en su recuerdo aguardan despedidas, una aventura para regalar. Las nubes se empañan, la llovizna repica en las calles portuarias, curtidas calles grises que sostienen nuestro amor.
-Te regalo mis letras.
-¿Para que me sirven?
-Buen punto. Ya pensaré en algo.
Ella se levanta, enfadada.
-Me voy.
-Pues vete.
-Adiós.
-Chau.
El bolígrafo coge vida, se estremece de movimiento natural, místico. El vaso se apura, el sentir se hunde en el vacío. El esclarecimiento es falso pero refulja realidad.
La puerta suena como un estruendo bélico.
El silencio se apodera de la habitación.
-Si esto fuera una historia fantástica, vos serías la elfa que me salva, en un bosque inmenso, colmado de extrañas criaturas que salen a cazar.

1 comentario:

JR dijo...

eh me gusta!
un abrazo.