jueves, 5 de febrero de 2009

El olor azul del mar

Es en el azul del mar donde comienza cada viaje. El aliento salado del destino, un desatino en el tiempo. Te veo en la cubierta empapada de lluvia, es el sueño infante, ese pequeño susurro que acompaña las horas arrastradas. El mundo en un plato, fuera del mundo y dentro, ¿adonde? Viajes y caminos, un corazón, otro corazón, un adiós, un abrazo, madrugar. La vida te da y quita. Un placer que te aleja por un rato de la amargura.
Pero siento amor. Estamos vivos, no somos un recuerdo, escribimos una historia, la eterna búsqueda del sueño. Una copa al dolor. Brindo por el dolor, por mi mujer, por el futuro. Llueve en silencio. Me encanta escucharte cantar, aunque cantes mal, me encanta. Porque me voy, pero regreso. No me esperes, yo llegaré.
La llama no se apaga. Que venga lo que venga. Siempre hay respiro para una corrida más, muchas más. Sangre en las venas, sangre de juventud. Regálame tus ojos, no necesito más. La partida será lóbrega, sin aviso, infracción del alma. Sigue lloviendo, el fuego crece. Los caminos se encuentran henchidos de cenizas muertas, que un día llenaron de vida las miradas. ¿Dónde está tu mirada? ¿Sigue a mi lado? Me voy a caminar por ahí.
El día que me vaya, me encontrarás solo, respirando el azul del mar.