jueves, 2 de octubre de 2008

Algo sobre Dios y el estrés.

Debe ser que tengo estrés. En parte por el trabajo, en parte porque no duermo y cuando quiero dormir conozco a una chica tan hermosa y nueva que ya no puedo, dormir. Me gusta ver como no me miras, y si te miro demasiado echas una pequeña mirada de niña traviesa. Dices que parezco un niño, en realidad lo soy, ¿no te das cuenta? Mucha gente, tantos mundos que chocan de manera subversiva, armoniosa, equilibrada y violentamente entre sí… debe ser la gracia de poder mantener el pensamiento en algo abstracto y absorber una y otra estupidez llena de sabiduría. Gracias Dios, por la hermosa chica que pusiste en mi camino. Insomnio. Es obvio ¿no?
Me desperté y ella me preparó un bocadillo andaluz. A veces me sorprendo a mi mismo, el mundo me sorprende. Y la calle, marquesa y sucia, me sigue hundiendo en el aire mortecino de la ciudad. Es como estar polucionado, adicto a un dolor que sana la herida de estar en soledad. No soporto la estupidez. Me levanté y me llevó a mi casa, en su coche cero kilómetro y me preguntó: ¿Por qué no te compras uno? Mentí, claro. A ella no le importó mi mentira, en el fondo lo sabe. Es tan… mujer.
Llego tarde al trabajo, me miran raro con escarmiento. Que se vayan a cagar. No hay nada más sincero que ser un mentiroso cuando se trabaja en el capitalismo. Y eso que soy sincero, casi siempre. Ahora entiendo tres idiomas, se usar el Microsoft Excel, mantener firme la opinión, ligar con chicas con suma discreción. La vida es extraña, sabrosa y llena de espinas. No paro de pensar que ya no quiero pensar, no llego a nada, siempre naufrago, no sé nada y sé todo, soy un grano de arena en el Atlántico, no soy nada. Soy Dios.
Debe ser el puto estrés.
Gracias Dios, por la hermosa mujer que pusiste en mi camino, otra vez.

2 comentarios:

Jimmy dijo...

Y si te la pone en tu camino no la dejes... amala como nunca.

Saludos

Coriano dijo...

Es que la amo como nunca y la pierdo...como siempre.