jueves, 10 de marzo de 2011

lágrimas negras

El ambiente era cálido y muy claro. Venías a verme. Las imágenes eran lentas y a pinceladas. El amor se me desparramaba por los poros. Venías a verme, a salvarme. Un muelle rodeado de pastizales verdes e intensos, el mar calmo reflejando el sol. El faro inamovible, la brisa de verano. Ya estabas acá. Subí la enorme cuesta para llegar a donde te hospedabas. La intensidad de mi sentir, el calor, el reencuentro, tu ansiada sonrisa. Las edificaciones bastante modernas y la dificultad para encontrarte. Entré en la fiesta que se llevaba a cabo. La expectativa casi hace parar mi corazón. Un pasillo angosto y lleno de movimiento. Caras conocidas que desfilan. Detrás de esa muchedumbre veo tu cabellera hermosa. Siento que vuelo. Te veo, sonríes triste y alegre, siento mis extremidades desarmarse. Me abrazas fuerte. Tu rostro melancólico sobre el mío. Un manto blanco nos separa unos segundos, dejando el rastro negro de tu lágrima interminable.

Me desperté lleno de tristeza como lo hago cada día desde que no estoy contigo. No estás conmigo, no venías a verme ni a salvarme. Mis días siguen y tus cabellos ya no están.

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