domingo, 15 de agosto de 2010

Volviendo a ser un naúfrago

Cae una mirada errante en la vida tiznada,
Lentos acordes caen como lágrimas al pasto
Húmedo como el más gris de mis días.

Que tristes son los días…
Que tristes

De los besos y las sonrisas,
De los viajes al mar y estúpidas palabras
Que causan hoy y causarán mañana
La más honda de las penas,
De algún lugar casi mágico
Que tu mirada supo mostrarme,
Llega el canto desesperado y me toca,
Quema la ciudad y todo es ya cenizas.

Cae y seguirá cayendo como tus suspiros en mi alma.
Las palabras tan inútiles como el habla,
Pero solo importa que sigues siendo mi dama.
Que ese lugar por momentos mágicos
Se mueve entre las olas y se deja ver.

Que triste es todo.

Dime, por favor, a que sabe tu nostalgia,
En que forma reaparecen los recuerdos,
A que sabe tu boca al sentir nuestros cuerpos,

¿Qué he hecho con esa magia?
Que triste es todo
Que triste es verlo.

1 comentario:

Alcohólico con nombre dijo...

Estimado... buenas palabras puestas en verso. Me parece que uno no deja nunca de ser náufrago, pasa que algunos puertos son tan calmos y tranquilos que hacen pensar que ya tocó fin el viaje... nada más lejano a la realidad. Lo que el marino experto debiera de hacer es disfrutar esa calma previa a la tormenta, puesto que nunca se sabe cuando será la última (uh, que fatalista), esto lo dice un marino inexperto, y si seguimos con las metáforas de mar...
como dice el tema de calamaro. Por eso de cada viaje me traigo el equipaje perdido... por eso es que he decidido nunca olvidar, nunca olvidar.
abrazo estimado!!!